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Una aceituna, una guindilla de Ibarra y una conserva de pescado (generalmente anchoa), unidas por un palillo. Este pincho de encurtidos es un clásico de la gastronomía vasca que aún disfruta de buena salud.

Esta tapa es sencilla y se degusta acompañando a vinos y aperitivos agridulces como el vermut, porque marida a la perfección con su sabor ácido.

Pero vamos a darle una vuelta de tuerca a la receta clásica. El resultado será igual de delicioso y con una presentación más vistosa.

Región: España
Servicios: 4
Dificultad: Media
Tiempo de preparación: 30 minutos

Tiempo de maceración: 1 hora
Autor: Pedro Subijana

Ingredientes

  • 2 Anchoas
  • 1 lata de aceitunas verdes sin hueso
  • 1 Guindilla
  • 1 bolsa de petazetas
  • Flores de cebollino
  • Aceite de oliva
  • Sal

Preparación

Limpia las anchoas, vacíales la tripa y retira la espina. Sálalas y riega con vinagre de sidra. Reserva en la nevera durante 2 horas.

Por otro lado, corta las guindillas a la mitad, quítales las pepitas y pásalas por un jarabe de azúcar y agua hervida.

Ponlas sobre papel de horno, cúbrelas con otro papel y ponles peso. Hornea a 70ºC durante 3 horas.

Pasado el tiempo, vamos a preparar una crema de aceitunas. Para ello, en el vaso de la batidora, tritura las aceitunas con un buen chorro de aceite, hasta que quede una textura de crema. Pásalo por un chino y reserva.

Ensarta dos anchoas en un pincho y espolvoréalas con los petazetas y la crema de aceitunas. Termina con una flor de cebollino.