Se cree que la berenjena se come tanto cruda como cocida en China desde al menos la dinastía T’ang establecida en el año 618. Cuando está cruda, la berenjena es amarga, dura y masticable. Pero cuando se cocina, esta verdura se vuelve dulce, con un rico sabor a nuez y una textura tierna y uniforme.
Hay alguna que otra variedad de berenjenas, siendo la más grande, oscura y con forma de globo la más común en los supermercados occidentales y la púrpura, delgada y alargada más fácil de encontrar en los supermercados orientales. Ésta última tiene la piel más fina y un sabor más delicado y es la que usaremos en esta receta, pero si no la encuentras puedes usar las oscuras sin preocupación.
El tamari es una salsa de soja elaborada solamente con soja fermentada con Aspergilus sojae a diferencia del shoyu, que es la salsa de soja más conocida en occidente, elaborado con soja y trigo fermentado con koji. Por tanto, no te cortes en sustituir el tamari por salsa de soja normal si no te quieres complicar la vida.
Región: Tailandia Servicios: 4 Dificultad: media Tiempo: 20 min. |
Ingredientes
- 4 berenjenas
- 25 ml de tamari (o salsa de soja)
- 25 ml de agua
- 1 cda. de azúcar blanco
- 2 ramas de albahaca fresca
- El zumo de 2 limas
Para la pasta tailandesa
- 10 guindillas rojas picantes
- 10 dientes de ajo
- 2 cdas. de azúcar blanco
- 50 ml. de aceite de girasol
Preparación
Prepara una pasta tailandesa roja, batiendo las guindillas con el ajo, el azúcar y el aceite de girasol. Intenta conseguir una textura pastosa.
Corta las berenjenas en juliana y sofríelas junto con la pasta de guindillas. Tápalas, removiendo de vez en cuando hasta que estén cocidas.
Mezcla el tamari con el agua y el azúcar y vierte encima de las berenjenas, hasta que las berenjenas queden cubiertas totalmente. Apaga el fuego.
Añade la albahaca picada y el zumo de lima.
Ya está listo para servir solo o acompañado de un cuenco de arroz blanco.